

Por Orlando Pimentel
En un tiempo donde lo espiritual convive muchas veces con lo mediático, la evangelista Nelly Tavarez compartió una reflexión profunda desde su programa Devocionales, transmitido de lunes a viernes a las 9:30 PM por la emisora Semillas de Fe.
Su mensaje, lejos de buscar controversia, fue un llamado a la introspección y al retorno sincero a una adoración genuina. “Jesús fue claro: vendría una nueva adoración… una que no se basa en costumbres vacías ni en formalismos, sino en espíritu y verdad”, expresó Tavarez.
No se trata de señalar ni de juzgar, sino de preguntarnos con honestidad: ¿estamos adorando desde el corazón, o simplemente cumpliendo una rutina? ¿Nuestra relación con Dios es íntima y viva… o nos hemos dejado llevar por la agenda, la estructura y la costumbre?
Con humildad y firmeza, Nelly compartió que muchas veces el ruido, las luces y las actividades pueden llenarnos de entusiasmo, pero no siempre de presencia. Y que, sin darnos cuenta, podemos poner el enfoque en lo externo, olvidando que lo más importante es el encuentro con Dios.
«Nos hemos llenado de conocimiento, pero debemos cuidar no vaciarnos de presencia. No se trata solo de estrategias humanas, sino de permitir que el Espíritu Santo nos guíe», señaló.
Durante el programa, también abordó el tema del poder de las palabras, inspirada en el libro “Controla tu lengua en 30 días” de Débora Smith Pegues, invitando a los oyentes a reflexionar sobre cómo hablamos, cómo nos expresamos, y cómo nuestras palabras pueden construir o destruir.
La lengua vengativa, la que murmura, la que desalienta… son reflejo de un corazón que, más que condena, necesita sanidad y dirección. No para sentirnos mal, sino para crecer. Para ser conscientes de que incluso en lo cotidiano, Dios nos llama a ser luz.
La invitación fue clara y amorosa: volver a lo esencial. A esa adoración íntima, honesta, sin filtros ni apariencias. A rendirnos de verdad, no para agradar a otros, sino para encontrarnos con el Dios que transforma.
«Si no adoramos a Dios, es fácil que otras cosas ocupen ese lugar: el trabajo, la rutina, el reconocimiento. Pero solo Dios puede llenar el alma de verdad», concluyó Tavarez.
Este mensaje no busca incomodar, sino despertar. No se trata de show ni de aplausos, sino de una entrega sincera y renovada.
Y tú, lector:
¿A qué estás entregando tu atención?
¿Tus palabras reflejan tu fe?
¿Tu adoración nace del corazón… o del compromiso?
A veces, solo hace falta una pausa para escuchar lo que Dios quiere recordarnos: Él no busca perfección, busca sinceridad.
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