

En un mundo cada vez más acelerado, donde lo material parece ser el centro de las aspiraciones humanas, la evangelista Nelly Tavares, a través de su programa Devocionales transmitido por la emisora Semilla de Fe, nos recuerda una verdad fundamental que no puede quedar relegada: la oración es el alma de la vida cristiana.
Durante una reciente entrega, Nelly nos llevó a un momento de profunda reflexión: entrar al «Lugar Santísimo», no por mérito propio, sino por el sacrificio de Jesucristo. Nos invitó a despojarnos de toda máscara, de toda pretensión, y presentarnos ante Dios tal cual somos. En su emotivo llamado, resaltó que orar es para el creyente tan natural como respirar. Así como el cuerpo necesita del aire para vivir, el espíritu necesita de la oración constante para mantenerse fuerte en medio de un mundo cargado de oscuridad y distracciones.
La evangelista hizo un llamado urgente a recordar que la oración no es un recurso de emergencia, ni algo que hacemos solo en tiempos de necesidad. Es un estilo de vida, una actitud del alma que permanece en constante conexión con Dios. Siguiendo el ejemplo de Jesús, quien aún en su breve ministerio terrenal dedicó largas horas a estar a solas con su Padre, Tavarez nos recordó que la verdadera fortaleza espiritual nace en esos momentos de intimidad silenciosa con el Creador.
En su exposición, hizo énfasis en un problema de nuestra generación: muchos cristianos modernos, al sentirse seguros con sus recursos materiales, prescinden de la necesidad urgente de depender de Dios. Creen que sus logros y bendiciones físicas son suficientes evidencia de la aprobación divina, olvidando que la vida en el Espíritu es mucho más que resultados visibles. La prosperidad exterior no siempre refleja la vitalidad interior.
Citando ejemplos de la iglesia primitiva, de los apóstoles y especialmente de Pablo, Tavarez subrayó que orar sin cesar (Efesios 6:18) no implica necesariamente estar todo el día con las manos juntas y los ojos cerrados, sino mantener una conciencia viva y constante de la presencia de Dios. Es como el guerrero medieval que dormía con su armadura lista: el cristiano debe estar siempre preparado para levantar una súplica o una acción de gracias, en cualquier instante de la vida.
En palabras que estremecen el alma, Tavares nos recuerda que la oración continua convierte cada experiencia, cada problema, cada alegría y cada tentación en un diálogo vivo con Dios. Y que, en este diálogo, encontramos no solo refugio, sino también propósito.
Hoy más que nunca, frente a los desafíos espirituales de nuestra época, el mensaje de Nelly Tavarez resuena como una trompeta: Es urgente volver a la oración. Es urgente respirar de nuevo el aire de la presencia divina. Es urgente que nuestras almas vivan encendidas, como faros en la costa, listas para encender el fuego de la fe ante cualquier tempestad.
A solas con Dios, como ella nos enseña, no es una pérdida de tiempo, sino el mayor tesoro al que un ser humano puede aspirar.
Hoy es un buen día para hacer un alto en el camino y responder a este llamado. Hoy es un buen día para redescubrir el poder de la oración.