

Por tantas bendiciones recibidas y por el gozo que llena cada emisión del programa «Devocionales», la evangelista Nelly Tavarez alaba a Dios con gratitud, esta semana nos llevó a un recorrido inspirador por la vida de uno de los apóstoles menos conocidos, pero profundamente significativos. Jacobo, hijo de Zebedeo, a quien la Escritura nos presenta como uno de los tres más cercanos al Maestro, junto a Pedro y Juan.
Con una atmósfera de adoración, conexión espiritual y alegría (incluso celebrando el cumpleaños de su hijo «el moreno»), la evangelista nos introdujo a una enseñanza poderosa sobre los Doce Discípulos de Jesús, basándose en las Sagradas Escrituras y también en el libro «Doce hombres comunes y corrientes» del reconocido autor cristiano John MacArthur.
Jacobo: pasión que incomoda, pasión que transforma
Jacobo, aunque muchas veces eclipsado por su hermano Juan, fue un discípulo de gran fervor, intensidad y liderazgo silencioso. En el libro de los Hechos (12:1-2), se registra que fue el primer apóstol martirizado, un hecho que revela su audacia y su fidelidad absoluta a Cristo.
Fue parte del círculo íntimo de Jesús, testigo de milagros asombrosos como la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:37), la transfiguración del Señor (Mateo 17:1) y la oración profunda en Getsemaní (Marcos 14:33). Su cercanía al Maestro no solo fue física, sino espiritual: fue moldeado para una misión gloriosa, aún cuando los Evangelios no relatan muchos detalles sobre su vida personal.
Su temperamento fuerte e impetuoso llevó a Jesús a llamarlo, junto a su hermano Juan, Boanerges, que significa hijos del trueno (Marcos 3:17). Una expresión que denota no solo fuerza de carácter, sino también un celo ardiente por las cosas de Dios, un fuego interior que a veces debía ser corregido, pero que fue transformado por la gracia divina en una pasión útil al Reino.
Un hombre de linaje, pero también de entrega
Hijo de Zebedeo, un hombre aparentemente influyente y de recursos, Jacobo pudo haber aspirado a un lugar prominente entre los discípulos, pero el Maestro lo llevó por el camino del servicio, la humildad y el sacrificio. Aunque su celo pudo haber sido similar al de figuras del Antiguo Testamento como Elías o Jehu, fue la enseñanza de Cristo lo que lo refinó y lo preparó para entregar su vida por el Evangelio.
Nelly Tavarez nos recordó que hay lugar en el Reino para personas con carácter fuerte, siempre y cuando se dejen moldear por el Espíritu Santo. En sus palabras: “Me gusta la gente apasionada por Cristo… no la que pasa ‘antañito’”.
Reflexión final
Jacobo, el hijo del trueno, representa a todos aquellos que, con corazón ardiente, son llamados a vivir una fe valiente y transformadora. Aunque la Biblia hable poco de él, sus acciones y cercanía con Jesús lo convierten en una figura clave en la historia del cristianismo.
La evangelista concluyó invitando a los oyentes a reflexionar sobre su propio llamado, sobre cómo, como Jacobo, pueden permitir que el fuego del Espíritu no sea una llama descontrolada, sino una luz que ilumine, transforme y libere.
En Semillas de Fe, seguimos sembrando palabra viva. Y como dijo Nelly: “Esto está poderoso”.