

Por Mercedes García
¡Atención país!
Lo que está pasando en la Fuerza del Pueblo no es un simple retraso de congreso, no señor. Es un desorden colosal, un caos mayúsculo, una falta de respeto a su militancia. Un partido que llegó hablando de principios, de ética y de nueva política, y hoy no puede ni organizar una elección interna.
Ese congreso que debió terminarse en abril, el famoso Manolo Tavárez Justo nombre sagrado, por cierto—está estancado, torpedeado por la improvisación y la desorganización, mientras la base del partido se desespera.
Cada vez que la Comisión Electoral da una rueda de prensa, en vez de calmar las aguas, las agita. En vez de aclarar, oscurece.
Ahora dicen que las elecciones serán el 3 de agosto… si no cambian otra vez la fecha, claro está.
¿Y usted sabe lo peor? Que nadie sabe cuántos van a elegir, ni cómo, ni cuándo se va a escoger la Dirección Política. ¡Eso es lo que duele! ¡Eso es lo que indigna!
Dicen que elegirán presidentes provinciales, municipales, distritales y de circunscripción, aquí y fuera del país. Bien, pero¿con qué garantías? ¿con qué autoridad moral?
Hay un calendario bonito, sí: talleres, inscripciones, validaciones, boletas y distribución. Todo bien planchadito en papel… pero en la realidad, lo que hay es desconfianza, disgusto y un malestar generalizado.
Porque el pueblo no es tonto. La base del partido sabe que los están mareando. Y cuando la base se cansa, ¡ay mamá!, no hay cúpula que aguante la presión.
¡Reaccionen! ¡Corrijan! ¡O se les va el partido de las manos!