

New York. – En su más reciente participación en el programa “Devocionales”, la evangelista Nelly Tavarez ofreció una profunda reflexión sobre una realidad poco visibilizada dentro del liderazgo cristiano: el desgaste espiritual y emocional que enfrentan los pastores y líderes cuando, en medio de la carga ministerial, sienten que sus fuerzas se agotan.
“¿Qué lleva a un pastor a renunciar? ¿Qué circunstancias provocan que alguien tire la toalla o abandone el arado que inició con ilusión y expectativas? No siempre es irresponsabilidad, muchas veces es extenuación”, señaló Tavarez al abrir el tema.
La predicadora hizo un llamado a dejar de juzgar con ligereza a quienes claudican y, en su lugar, aprender a comprender, animar y restaurar. “Se necesitan cuidadores que cuiden al cuidador. No es un juego de palabras, sino una necesidad vital. Faltan manos dispuestas a enjuagar los ojos de quienes han invertido su vida en secar lágrimas ajenas”, expresó con firmeza.
La sierva del alticimo compartió que, al igual que muchos siervos de Dios, ella misma ha experimentado el dolor de la ansiedad, la sensación del aparente fracaso y el silencio interior que muchas veces sofoca. Sin embargo, recordó que el fracaso es más aparente que real y que, después de los valles más oscuros, suelen revelarse nuevas cumbres llenas de esperanza.
“Existen cosas que el siervo de Dios siente pero considera inconfesables: temores íntimos, dudas profundas y preguntas difíciles de responder. Y muchas veces calla por temor a herir a aquellos a quienes guía. Pero ese silencio no confesado puede robarle la vida interior”, puntualizó.
En su mensaje, la evangelista ofreció una visión esperanzadora al destacar que lo que parecen finales, en realidad, pueden ser nuevos comienzos:
“Hay circunstancias que se sienten como la última estación del camino, pero son solo bifurcaciones que nos conducen a nuevos puertos, a destinos que no alcanzaríamos de no ser por la tormenta”.
Además, dedicó un espacio especial a quienes viven atrapados por la ansiedad, describiendo sus palabras como un bálsamo espiritual:
“Quiera Dios que lo que usted escuche en estos días sea una bocanada de oxígeno para quienes se sienten intoxicados por la presión, y fina lluvia para cuantos se debaten en las ardientes arenas de la aflicción”.
Con esta reflexión, Nelly Tavarez reiteró su compromiso de acompañar con verdad, fe y compasión a los creyentes y líderes espirituales que atraviesan momentos de cansancio y desánimo, recordándoles que cada tormenta es también una oportunidad para redescubrir la gracia de Dios y levantarse con una nueva visión de la vida y del ministerio.