

New york. El pasado viernes 22, en su reconocido programa “Devocionales”,la evangelista Nelly Tavarez llevó un mensaje de vida, fe y restauración que conmovió corazones y encendió la esperanza de cientos de personas. Basada en el pasaje bíblico de Lucas 13:10-13, donde Jesús sana a una mujer encorvada tras dieciocho años de sufrimiento, la predicadora recordó que los milagros aún son posibles para quienes perseveran en la fe.
“Si el hombre fuera constante, sería perfecto”, citó Tavarez al iniciar, tomando las palabras de William Shakespeare para invitar a los presentes a reflexionar sobre la perseverancia como principio espiritual. La evangelista relató cómo la constancia en la fe abre puertas, aún cuando las circunstancias parezcan cerradas: “El trofeo jamás le será entregado a alguien que no completó la carrera. El cristianismo entero está basado en el verbo perseverar”.
Con profunda convicción, compartió que todo logro requiere un alto precio, y que la fe genuina no es una ilusión pasajera, sino una fuerza que permite esperar lo imposible convencidos de que llegará: “Oro por imposibles y veo milagros. Oro por matrimonios al borde del divorcio y he visto cómo resucitan. Oro por hijos pródigos y regresan transformados”.
Durante su mensaje, Tavarez se dirigió a quienes cargan pesos invisibles —dolores, traumas, culpas o enfermedades— que los doblan como a aquella mujer encorvada de las Escrituras. Les recordó que Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre, y que así como un día extendió su mano de poder, aún hoy sigue sanando, restaurando y levantando.
Al mismo tiempo, fue enfática en reconocer que no siempre el plan divino coincide con los deseos humanos: “Dios no puede ser manipulado, pero en cada prueba hay una enseñanza. Las enfermedades, los problemas y el dolor también son oportunidades para crecer y ver la gloria de Dios”.
La predicación culminó con una exhortación poderosa: no rendirse jamás. Con voz firme, Tavarez declaró: “Perseverancia es el talento de quienes no aceptan un no por respuesta. Es la fuerza de los atrapadores de milagros que intentan una y otra vez, porque saben que el Dios vivo hace posible lo imposible”.
Este encuentro de fe no solo dejó un mensaje de consuelo, sino un llamado urgente a la acción espiritual: seguir orando, perseverando y confiando en que siempre hay esperanza en Dios.